La ciudad cuida a las personas
La crisis climática es una realidad innegable que afecta a todas las capas de la sociedad, pero especialmente a los grupos más vulnerables. Con el aumento de la frecuencia e intensidad de las olas de calor, así como las de frío, provocadas por el calentamiento global, se vuelve crucial contar con espacios seguros y confortables para las personas que, por su situación socioeconómica, condición, salud o edad, sufren de forma más directa los efectos de las temperaturas extremas.
En respuesta a esta necesidad, el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha en el 2020 la Red de Refugios Climáticos, poniendo a disposición de la ciudadanía 70 espacios de confort térmico. Ahora, ya ofrece más de 200 refugios en verano y más de 130 en invierno repartidos por toda la ciudad. De esta forma se garantiza que, en Barcelona, el 97 % de la población pueda acceder a uno andando en menos de diez minutos.
Pero ¿qué hace que un espacio sea considerado como refugio climático? Más allá de proporcionar protección contra el calor y el frío intensos –ambos relacionados con un aumento de la mortalidad– mientras conservan su uso original, estos lugares deben ser de entrada gratuita, accesibles para personas con movilidad reducida, seguros, disponer de áreas de descanso cómodas y tener agua gratis.
Los refugios climáticos pueden ser interiores, como bibliotecas, museos o centros cívicos, o exteriores, como parques y jardines, y están especialmente dirigidos a personas vulnerables al calor y al frío, como bebés, personas mayores, con enfermedades crónicas o pocos recursos.
Museos contra el cambio climático
Los refugios climáticos no solo representan un recurso vital para la salud y el bienestar de la población, sino que también son una oportunidad para las instituciones locales para demostrar su compromiso con la ciudadanía y la sociedad en general. En este sentido, tres destacados museos de Barcelona, el CCCB, el MACBA y el Disseny Hub, han abrazado esta iniciativa como parte de su implicación con el desarrollo sostenible, que también ponen de manifiesto con su adhesión al sello Biosphere.
Así, el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona) trabaja para promover una nueva cultura sostenible, consecuente con la situación de emergencia climática actual. Por ello, está adscrito a diferentes programas de mejora de la calidad ambiental, establece anualmente medidas para reducir sus emisiones de GEI y lleva a cabo esfuerzos constantes para integrar la sostenibilidad en todos los ámbitos de su actividad, más allá de los requisitos obligatorios establecidos por la normativa.
Por otro lado, el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) incorpora la sostenibilidad como una prioridad en el desarrollo de su actividad desde el 2017. Consciente de su responsabilidad, busca dar una respuesta integral y global a la cuestión climática y ha implementado un sistema propio de gestión ambiental con una amplia batería de medidas para disminuir el impacto negativo en el entorno. Acciones como renovar las tecnologías, sustituir materiales contaminantes por alternativas más eficientes y de proximidad y alargar el ciclo de vida de los materiales dándoles nuevos usos dentro del museo o colaborando con otras entidades de la ciudad a través del intercambio ejemplifican su compromiso.
Además, con el objetivo de concienciar a la sociedad, el MACBA programa un gran número de contenidos vinculados con el medioambiente, algo que comparte con el Disseny Hub Barcelona. Referente en el sector del diseño, el museo destaca por su enfoque abierto y experimental en la promoción de la creatividad y la innovación, pero también es un modelo a seguir en materia de sostenibilidad.
Varios reconocimientos avalan la excelencia del Disseny Hub en gestión responsable y respetuosa con el medioambiente y su afán por alcanzar la máxima calidad ambiental. En particular, es interesante ver cómo este compromiso se entrelaza con su programación artística. Por ejemplo, a raíz de la exposición «Toquem Fusta!», se llevó a cabo acciones como la recogida y reutilización de la mayoría de los materiales, algunos para próximas exposiciones y otros como donación a entidades del barrio.
En resumen, el CCCB, el MACBA y el Disseny Hub Barcelona no solo son espacios culturales de renombre, sino también actores clave en la promoción de una Barcelona más sostenible y resiliente ante los desafíos del cambio climático. Su participación en la Red de Refugios Climáticos y su adhesión a compromisos como Biosphere no solo benefician a la comunidad de forma inmediata, sino que son cruciales a la hora de afrontar uno de los principales retos de futuro en las ciudades y contribuir a construir un planeta seguro y saludable para todos.