Entre avellanos, acunada por el tranquilo paisaje rural de Santa Eulàlia de Ronçana, encontramos Can Burguès, una masía con orígenes en el siglo XIII y un legado agrícola que ha ido pasando de generación a generación hasta llegar a nuestros días. En 2002, Pep y Dolors decidieron diversificar la actividad habilitando parte de la masía como alojamientos de turismo rural para ofrecer a los visitantes la oportunidad de experimentar la vida en el campo en un entorno inmejorable. Hoy, sus hijas Marta y Laia continúan el proyecto con la misma pasión y dedicación.

Alojamiento con encanto y respeto por el medio ambiente

La masía conserva su estructura y estilo rústico originales, forjados a lo largo de siglos de historia, que le confieren un encanto especial. Rodeada de jardines y campos, el ambiente de calma que se respira es innegable. Actualmente, cuenta con tres alojamientos independientes (La Caseta, Els Cirerers y Els Cingles), pensados para desconectar en familia o en pareja, y toda una serie de equipamientos para completar la estancia: sauna de leña, zonas infantiles, espacios de entretenimiento como ping-pong, bádminton o minigolf, y una piscina climatizada con energía renovable.

Can Burguès es un excelente ejemplo de buenas prácticas ambientales y de apuesta por un turismo sostenible que cuida el territorio. La calefacción y la climatización de la piscina funcionan con biomasa obtenida de las ramas de la poda de los avellanos. Las placas solares fotovoltaicas generan la electricidad que se consume en las instalaciones, mientras que las placas térmicas proporcionan agua caliente sanitaria.

Los productos de limpieza son ecológicos, libres de alérgenos y con un impacto mínimo sobre el medio ambiente. Además, se fomenta activamente la reutilización y el reciclaje con una correcta separación de residuos.

La avellana, símbolo de sus campos

La principal actividad de Can Burguès ha sido siempre la agricultura, con 26 hectáreas dedicadas al cultivo del avellano. En 2004 se inició la conversión al cultivo ecológico, certificado en 2007 por la Generalitat. Esta forma de cultivo evita el uso de productos químicos de síntesis, preserva la fauna y protege la salud humana y la del suelo, permitiendo obtener productos naturales, de máxima calidad, saludables y de buen sabor.

Las avellanas de la variedad negret, muy apreciadas por su sabor intenso, son el producto estrella de la finca y se pueden adquirir en la pequeña agrotienda que hay en la masía, junto con otros productos ecológicos y de proximidad. 

Participando en actividades agrícolas, los huéspedes podrán aprender de dónde provienen los alimentos que consumimos y, además, tendrán la oportunidad de conocer de cerca a los animales de la granja, como Pinky, el cerdo más simpático de la masía.

Historia, sostenibilidad y hospitalidad

El agroturismo es un tipo de turismo estrechamente ligado a la actividad agrícola y a la vida en el campo. Además de ser una alternativa a los viajes de ritmo acelerado a destinos masificados, contribuye a la economía de las familias campesinas y promueve prácticas sostenibles respetuosas con el medio ambiente. Can Burguès ejemplifica este modelo con un compromiso firme: energías renovables, agricultura ecológica y un trato cercano y amistoso que hace que los huéspedes se sientan como en casa desde el primer momento.

Todo ello en un entorno privilegiado. Pese a estar cerca del centro del pueblo, en Can Burguès te sentirás inmerso en la calma del campo. Y siempre con su símbolo muy presente: la avellana ecológica, cultivada con pasión y cuidado, que representa la tradición agrícola y el respeto por la naturaleza que definen esta masía histórica.