Con la llegada de la Copa América a la ciudad, esta escuela se ha convertido en un centro clave para difundir la ética del evento a las nuevas generaciones.
Y es que esta competición náutica, que empezará en agosto de 2024, tiene la sostenibilidad como eje central de su estrategia, y se alinea con la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas.
Por todo esto, fomenta una serie de buenas prácticas que, desde Escola Port, ya llevan años promoviendo en el sector náutico. Para empezar, el aprovisionamiento consciente, es decir, la optimización de los materiales que se emplean durante la navegación para minimizar la generación de residuos.
El objetivo es combatir la contaminación marina, evitando que esta basura llegue al agua. En este sentido, también tiene un papel importante el control de los combustibles, productos de limpieza, cremas solares y otros compuestos no biodegradables, como pesticidas, microplásticos, aceites, baterías, etc. Y también la supervisión de las aguas grises, que no pueden descargarse en las cercanías de puertos, marinas o lugares muy concurridos, ya que, aunque son biodegradables, al encontrarse en concentraciones elevadas generan olores y pueden constituir riesgos para la salud de las personas y los ecosistemas marinos.
Conservación de la biodiversidad
Otro de los puntos fundamentales donde tanto Escola Port como la Copa América ponen énfasis es en el respeto a la fauna marina. Para ello, llevan a cabo una importante labor de sensibilización que busca alertar a los navegantes para evitar que se acerquen demasiado a la fauna o que extraigan del entorno acuático componentes que son esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas marinos.
Además, ambas entidades promueven el estudio de las características de las áreas que visitan, especialmente si están catalogadas como zonas de conservación, como la red Natura 2000.
En estos y otros espacios sensibles, ponen el foco en el denominado fondeo responsable, que tiene como objetivo ser cuidadosos en las prácticas de navegación para no destruir ecosistemas marinos, como por ejemplo las praderas de posidonia al usar el ancla en calas prístinas.
Por otro lado, no solo se insiste en la prohibición, sino que hay recomendaciones que Escola Port lleva a cabo en positivo. Es el caso de la promoción de los combustibles renovables y de la eficiencia energética, ya que se debe procurar que los sistemas de propulsión sean eficientes y funcionen con energía de origen renovable: solar, eólica e hidráulica. Esto, además de permitirles ser autosuficientes en navegaciones largas, hace que no emitan gases de efecto invernadero y les ahorra consumir la energía de puertos y marinas.
Y no solo eso, sino que toda esta estrategia de sostenibilidad se centra en la promoción del tejido local, involucrándose para conocer, elegir y contribuir en aquellos ámbitos y con aquellas organizaciones que ya trabajan por la sostenibilidad en el ámbito de la náutica, sean empresas, escuelas, clubes, marinas, puertos o regiones.
Esto incluye, además, la apuesta por el consumo de productos y servicios de empresas con impacto positivo. De hecho, Escola Port se plantea, más allá de sus buenas acciones, cómo contribuyen a la sostenibilidad aquellas empresas y organizaciones con las que se relaciona para llevar a cabo su actividad; los astilleros que construyen las embarcaciones, las empresas de alquiler y chárter, los clubes y las escuelas de navegación, así como las marinas y puertos que visitan.
De esta manera, se puede crear un círculo virtuoso que irá haciendo crecer poco a poco la sostenibilidad en este ámbito.