Un nuevo edificio con más de veinte mil objetos, centro de documentación, taberna y programación cultural que incluye desde festivales de cine hasta jornadas de filosofía. Esta es la vida renovada de VINSEUM, el Museo de las Culturas del Vino de Cataluña, en Vilafranca del Penedès, en un contexto de máximo respeto por la sostenibilidad social y ambiental.
El museo VINSEUM nació en el año 1935 con planteamiento enoturístico, y ahora se encuentra en un proceso de reforma integral que ya ha empezado la cuenta atrás para la inauguración, que se celebrará justo después del verano.
En pleno proceso de renovación, el proyecto crece junto a la certificación Biosphere, que ha ayudado a actualizar los protocolos y procesos que ya tenía interiorizados.
Se ha consolidado la cuestión de no malbaratar ni recursos ni energía, apostando por el reciclaje y buscando sustitutos para materiales como el plástico. Es un proceso que, a pesar de las dificultades para encontrar proveedores, se está aplicando en el merchandising de la tienda, con el cartón como elemento mayoritario del packaging.
También, durante las exposiciones, se intenta minimizar la generación de residuos y utilizar materiales respetuosos con el medio ambiente, evitando, por ejemplo, el uso de vinilos o pinturas tóxicas.
Esta visión sostenible se traslada también al proceso de restauración de piezas y máquinas de la bodega y del campo, que están muy sucias y dañadas. Se utilizan disolventes cítricos para limpiar el hierro y la madera, y aceite basado en resinas naturales para proteger los materiales.
Merchandising sostenible
En el ámbito de la tienda, los productos se escogen de kilómetro cero y se intenta evitar la vía fácil de lo made in China, lo que no deja de ser complicado, ya que no son fáciles las alternativas a la fábrica del mundo.
Así que se acaba optando por comprar, por ejemplo, bolígrafos y libretas fabricados aquí, que suelen ser un poco más caros, tanto por la calidad como porque la normativa de legislación laboral obliga a pagar unos sueldos más dignos que repercuten en el precio.
No obstante, en VINSEUM lo tienen muy claro: "No podemos hacerlo de otra manera si queremos que nuestros hijos trabajen de una manera digna". Esta vinculación tan especial con el respeto de los derechos laborales en todos los procesos del museo se percibe también en su colaboración con el ámbito de la inclusividad.
Por eso, cada año acogen a un estudiante en prácticas proveniente de los ciclos formativos destinados a personas con necesidades especiales: un compañero o compañera que desempeña tareas de atención al público y ayuda en la gestión logística de la tienda.
Además, forman parte del programa Apropa Cultura y ofrecen sus actividades a las personas que están en riesgo de exclusión de todo tipo. Se focalizan, sobre todo, en actividades para personas mayores afectadas por alzhéimer, con el objetivo de que todo el mundo pueda disfrutar de la cultura.
El proyecto es muy ilusionante, ya que en las residencias las personas mayores son grupos que tienen poca oferta de actividades de ocio y, cuando la descubren, participan con una gran motivación.
Todo este proceso que llevan a cabo en VINSEUM no termina aquí, sino que ya están preparando nuevas iniciativas. Con la ayuda de la Diputación de Barcelona, trabajan para que una parte de la nueva exposición que abrirá en otoño pueda ser accesible para personas invidentes. Su idea es trabajar para llegar al máximo de colectivos posible. Y, tal como dicen en VINSEUM, si te lo crees, puedes hacerlo posible.