Este legendario teatro de ópera barcelonés abre las puertas a personas de todo tipo para que la música esté al alcance de todo el mundo. Bajo el nombre de Liceu Apropa, lleva a cabo acciones para hacer del teatro un espacio inclusivo y accesible, donde la participación y la cocreación tengan un papel decisivo.
Ya hace más de veinte años, los responsables del Liceu decidieron ser pioneros y acercarse al colectivo de personas con diversidad funcional. Para ponerlo en marcha, realizaron una auditoría para conocer sus puntos de mejora y se pusieron manos a la obra.
Por eso, hoy, en el Liceu se puede disfrutar de sesiones con audiodescripción para personas con discapacidad visual, en las que, desde una cabina técnica, se explica cómo es la escenografía, el vestuario o la dirección de escena, con la novedad, este año, de que el servicio se ofrece desde una aplicación móvil.
Además, cuenta también con un sistema de sobretitulación delante del escenario para seguir el texto cantado en la ópera en catalán, castellano e inglés, y en muchas de las butacas, se puede disfrutar de la subtitulación de la obra a través de una pantalla individual.
Por otro lado, la sala está equipada con un bucle magnético que favorece la recepción a las personas con limitaciones auditivas. Se trata de un cableado que pasa bajo las butacas y que mejora la escucha a quienes llevan audífono o implante coclear ofreciendo la música aumentada y sin reverberaciones, hecho que facilita la recepción del sonido y del canto sin interferencias.
Las personas con discapacidad física que presentan problemas de movilidad también tienen una zona especial en la sala con 16 plazas reservadas. Además, disfrutarán de un gran descuento de hasta el 80 % y, si necesitan acompañante, este podrá entrar gratuitamente.
Accesibilidad en todos los aspectos
La preocupación por llegar al máximo de gente es tal que, en el Liceu, implantaron la accesibilidad cognitiva de los materiales informativos; primero con la señalética de la sala, siguiendo los criterios internacionales de lectura fácil, teniendo en cuenta forma y contenido: contraste, tamaño, letras de palo seco, etc.
También hicieron lo mismo con los resúmenes argumentales. Así, para facilitar la comprensión, evitan saltos en el tiempo, acotan las líneas a una determinada longitud y usan hipercontraste y un lenguaje sencillo sin subordinadas.
En este sentido, en algunos espectáculos, se han adaptado los resúmenes con pictogramas y lectura fácil pensando en el colectivo de niños y niñas con autismo, entendiendo que, en estos casos, la anticipación es clave para ofrecer un buen servicio a las familias.
También disponen de las llamadas funciones amigas especiales para los niños y niñas; sesiones más relajadas donde toleran los ruidos y dejan activo un punto de luz. Además, ofrecen un espacio de relajación y estimulación sensorial para los pequeños se aburran.
La cultura al alcance de todo el mundo
El Liceu está también adherido al programa Apropa Cultura, una red que conecta más de cien equipamientos culturales y de ocio de toda Cataluña que facilita el acceso a las salas no tan solo a las personas con diversidad funcional, sino también a varios colectivos vulnerables por razones económicas o sociales: mujeres víctimas del maltrato, personas privadas de libertad y con problemas de adicciones o sin hogar, por ejemplo.
Con entradas a un precio simbólico, desde el 2015, hasta 4.500 personas han podido disfrutar también de la programación del Liceu, una iniciativa que se ha normalizado y se ha convertido en una experiencia habitual y que se complementa con talleres: desde charlas hasta la asistencia al ensayo general o visitas al servicio de sastrería y caracterización.
El gran objetivo en este conjunto de iniciativas es la puesta en marcha de una gran ópera comunitaria ‘La gata perduda’. Diferentes asociaciones del barrio del Raval han participado en la realización de la obra: un grupo coral no profesional de más de cien personas, personas del “top manta” en el diseño del vestuario, grafiteros encargados de la escenografía y el cartel en manos de la Escuela Massana, con la ayuda de un grupo personas con parálisis cerebral.
Estos son algunos de los ejemplos de vinculación de la entidad con el barrio que, incluso, llegó a desarrollar los audios de la obra en urdu, bengalí, árabe o tagalo para llegar a comunidades muy alejadas de nuestra realidad cultural.
Todo este abanico de iniciativas es una muestra de cómo la cultura puede ser accesible para todo el mundo si hay esfuerzo y un gran equipo que lo haga posible.