El Hotel Calipolis de Sitges es un establecimiento muy particular, ya que destina la mitad de sus beneficios a proyectos sociales. Una rara avis dentro del sector que se explica por su vinculación con la Fundación Roviralta, entidad dedicada a impulsar el desarrollo de los sectores más vulnerables mediante proyectos de inclusión laboral, formativos y muchos otros.
Se trata de un caso único en el Estado, más propio de una organización no gubernamental que de un hotel, que pone en marcha todo tipo de iniciativas: desde la construcción de pozos en África para facilitar el acceso al agua de las comunidades rurales hasta la implementación de aulas de informática en Perú para impulsar la digitalización de los niños y niñas de barrios más desfavorecidos.
Estos programas de ayuda no solo se llevan a cabo por todo el mundo, sino que se ponen en práctica directamente en el mismo hotel. Por ejemplo, disponen de un servicio de lavandería gestionado por Cáritas formado por una plantilla de trabajadores y trabajadoras provenientes de la inserción social: expresos y otros perfiles vulnerables con dificultades para encontrar un puesto de trabajo.
Su vocación altruista se aprecia también en sus vínculos con el pueblo de Sitges. Así, los responsables del hotel están siempre dispuestos a ceder sus instalaciones gratuitamente a las entidades que necesiten un espacio para las reuniones.
Una mejora diaria gracias al sello Biosphere
En este contexto de participación habitual en iniciativas sociales, la incorporación del sello Biosphere ha supuesto un salto de calidad para el hotel que le ha permitido sistematizar un buen número de mejoras en el ámbito de la sostenibilidad.
Aunque previamente el establecimiento ya se esforzaba por cumplir determinados parámetros de calidad, la adhesión a la nueva certificación ha incrementado la exigencia. Se trata de indicadores que pueden no ser fáciles de cumplir y que, con el apoyo de Biosphere, han podido ir siendo integrados por el hotel.
Y es que, en cierta manera, la obtención del sello obliga a los asociados a hacer mejor las cosas y a reflexionar sobre ciertos procesos para tratar de optimizar la eficiencia. Es el caso de los recursos hídricos que, en el Calipolis, se han convertido en km 0 desde el año 2021, y se obtienen de la misma red, donde el agua se filtra y se incluye en botellas destinadas al consumo de los huéspedes. Eso sin dejar de lado a los clientes que prefieren consumir determinadas marcas, a quienes se ofrece una carta de aguas.
Biosphere también los ha ayudado a impulsar la recogida selectiva en multitud de actividades del hotel: cartón y papel en el ámbito administrativo y también vidrio, aceite usado de la freidora o aluminio de las cápsulas Nespresso en el área de restauración.
Por otro lado, el sello también ha supuesto un impulso para la concienciación de los clientes, muy necesaria en la comunidad hotelera, donde su participación puede hacer más efectivas las prácticas de sostenibilidad.
Es el caso de la frecuencia de renovación de las toallas para el baño, actividad en la que el establecimiento da indicaciones para que los huéspedes la dejen colgada en un determinado punto cuando necesiten una nueva. Ahora, gracias a la mayor sensibilización de los visitantes, estos cambios ya no se solicitan cada día, sino que pueden alargarse hasta casi una semana. Eso atenúa la carga de la lavandería y, como consecuencia, supone un importante ahorro de agua.
En definitiva, para un hotel como el Calipolis, un establecimiento caracterizado por su especial vinculación con las actividades sociales, el sello Biosphere supone una ayuda inestimable para mejorar sus prácticas y llevar la sostenibilidad al máximo de sus posibilidades.