Tarannà, agencia de viajes; Barcelona
Dicen que en un viaje es más importante el trayecto que el destino, y si no que se lo digan a la agencia barcelonesa Tarannà, que ha convertido la organización de viajes especiales en un modelo de negocio. Unos viajes que, además, han realizado una apuesta decidida por la sostenibilidad.
La empresa facilita a sus clientes la posibilidad de compensar la huella de carbono de sus trayectos. ¿Cómo? Gracias al programa Bosque viajero, donde, de forma voluntaria, la comunidad Tarannà ya ha conseguido plantar más de dos mil árboles en todo el Estado.
Una agencia de viajes sostenible
La agencia de viajes ya lleva más de diez años implicada en la protección de los bosques, fomentando la participación de sus clientes. Todo empezó con un proyecto en el entorno de Sant Boi, en el Baix Llobregat, y la creación de un jardín forestal periurbano que actuara como "bosque despensa", donde las aves en ruta migratoria pudieran detenerse a recuperar fuerzas.
Esta primera iniciativa ha terminado siendo el punto de partida de una gran implicación con el entorno. Prueba de ello es el compromiso que la empresa adquirió en 2020: la plantación de 1.200 árboles una década después. Un reto que han superado con creces, ya que actualmente van por los 2.500 ejemplares y se han marcado un nuevo horizonte de 10.000 árboles.
Son diversas las zonas que están disfrutando de este impacto ambiental positivo. Para empezar, Gallecs, en el Vallès Oriental, donde han restaurado un entorno dañado por la erosión, además de impulsar la plantación de diferentes especies de plantas aromáticas.
Y también Torroella de Montgrí, con la plantación de más de un centenar de pinos, con los que se busca repoblar su duna continental. O más recientemente, en 2021, el macizo de las Guilleries-Savassona, con el desarrollo del sotobosque y la búsqueda de una mayor biodiversidad, mediante la plantación de especies autóctonas como el pino piñonero, la encina, el roble, el acerolo o el mostajo. Proyectos que se han replicado en otros puntos de la península, como el Valle de Iruelas, en Ávila, con más de un millar de ejemplares plantados para fortalecer la masa boscosa.
Y otros muy especiales, como en la Sierra de Gredos, donde han impulsado la plantación de pinos y abedules que frenarán los procesos de erosión y pérdida de biodiversidad que sufrió la zona durante el incendio de 2009. O la zona de Viu de Llevata, en Lleida, con el objetivo de recuperar una zona de gran valor paisajístico que no evolucionó adecuadamente después de sufrir los efectos del fuego.
El cliente, en primera línea del compromiso ambiental
En todas estas actividades, lo que más satisface a Tarannà es que se hayan involucrado sus clientes. Por ello, se han comprometido tan firmemente a tener resultados palpables y a realizar un seguimiento año tras año.
¿El objetivo? Conseguir lo que ellos llaman "efecto polinizador". Es decir, que todos nos impliquemos en la causa. O, como les gusta decir en Tarannà: "que nos pongamos las pilas de una vez". En esta línea, se enmarca la tarea de alinear a sus proveedores con la gestión responsable. Una labor que no es fácil, puesto que trabajan por todo el mundo y el nivel de compromiso social y ambiental es diferente en cada lugar.
Para lograrlo, exigen a los colaboradores una correcta gestión de los residuos, un uso adecuado del agua o promover los combustibles alternativos a los fósiles. Y, por encima de todo, dan relevancia a las buenas prácticas que llevan a cabo sus partners, una forma de impulsar la apuesta de Tarannà más allá de la propia empresa.
Y ese camino está lleno de hitos que han ido consiguiendo. Como convertirse en pioneros al renunciar a la utilización de animales salvajes en actividades como la visita a delfinarios en México o la interacción con elefantes en la India, además de velar por un estricto cumplimiento de las normas de avistamiento de animales en cada rincón del planeta.
Por todo ello, el cliente los identifica como una agencia distinta. Siempre bajo el mismo lema: este viaje hace respirar a los árboles.