Situado en Tiana, un pequeño pueblo del Maresme, Melmelària es más que un espacio dedicado a la elaboración de mermeladas y chutneys artesanales. Fundada en el 2014, esta empresa familiar ha crecido a partir de unas modestas fresas plantadas en el huerto de casa hasta convertirse en un proyecto gastronómico que une tradición, sostenibilidad e innovación, hecho que le ha valido el reconocimiento del sello Biosphere.
Un viaje hacia los orígenes
Melmelària empezó su trayectoria en la cocina de la antigua guardería de Tiana, un espacio que había quedado en desuso. Después de dos años trabajando allí, Cristina Martorell, la creadora del proyecto, obtuvo la licencia para abrir un obrador propio en el patio de su casa. Allí mismo, en el 2013, a unos meses del décimo aniversario del proyecto, abrió una tienda de venta y degustación, donde los visitantes pueden disfrutar de sus productos y de otras elaboraciones artesanas catalanas.
Las mermeladas de Melmelària son el resultado de un proceso cuidadoso que comienza con la selección de frutas y verduras de kilómetro cero. Cada paso, desde la elección del producto hasta el etiquetado final, se realiza a mano, dedicándole toda la atención y el tiempo necesarios para asegurar una calidad excepcional. En Melmelària, las frutas del Maresme se transforman en deliciosas mermeladas sin conservantes ni colorantes artificiales, como la de fresas, que fue la primera que elaboraron. A esta, se le han ido incorporando propuestas sorprendentes (¡y deliciosas!), como la mermelada de guisantes del Maresme, que es espectacular para acompañar un pescado al horno o en una tostada con jamón serrano. Otra de las joyas de la corona es la mermelada de berenjena blanca a la vainilla, elaborada con una verdura autóctona del Maresme, la berenjena blanca, que se distingue por ser más fina y tener un sabor más dulce.
Sostenibilidad y proximidad: los pilares de Melmelària
Desde el principio, Melmelària ha apostado por trabajar exclusivamente con fruta y verdura de temporada y de proximidad. Esto significa que la materia prima con la que elabora sus productos proviene de agricultores locales, minimiza así la huella de carbono y promueve la economía de la comarca. Por ejemplo, Cristina compra todo lo que puede a dos payeses de Tiana que tienen tomates, calçots y naranjas amargas, entre otros. El resto también proviene de muy cerca, como las fresas de Sant Pol de Mar y las calabazas de Mataró, ambas poblaciones del Maresme.
Este enfoque no solo reduce el impacto ambiental, sino que también educa al público sobre la importancia de consumir productos de temporada, viviendo de acuerdo con el ritmo de las estaciones. Así, no se podrá encontrar mermelada de albaricoque en febrero, del mismo modo que no comemos castañas en agosto. Y es que la sostenibilidad es un valor fundamental para Melmelària. La compra de frutas y verduras en su punto óptimo de maduración, cuando son perfectas para elaborar mermelada, permite aprovechar el excedente y evitar el desperdicio alimentario, además de contribuir a la economía circular. Esta filosofía se extiende a los talleres que organizan, en los que los participantes pueden aprender a elaborar mermeladas y chutneys y descubrir, a la vez, la importancia de la cocina de reaprovechamiento y el desperdicio cero.
Un espacio de degustación y aprendizaje
Así, pues, el patio de Melmelària no es solo un lugar de venta, sino también un espacio de aprendizaje, degustación y actividades gastronómicas. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de actividades donde los niños y niñas aprenden a elaborar mermeladas con fresas locales o a preparar desayunos saludables, o talleres para adultos en los que la elaboración de mermelada con productos de temporada va acompañada de comidas, degustaciones y cenas. Por otro lado, sus enocatas son una oportunidad única para maridar los vinos de la DO Alella, en el Maresme, con tapas elaboradas con las mermeladas de la casa, toda una experiencia para los sentidos.
Los talleres de Melmelària son una oportunidad para sumergirse en la tradición y en los sabores de nuestra tierra, de una manera evidentemente sostenible. Los participantes aprenden todo el proceso de elaboración de una mermelada, desde el tratamiento del producto hasta la conservación. De este modo, estos talleres, que también se organizan como actividades corporativas para la cohesión y motivación de los equipos de trabajo, sirven para sensibilizar sobre la importancia de respetar el medio ambiente y la cultura local de una manera amena y práctica.
Un compromiso con la comunidad
Este año, Melmelària, en colaboración con el Ayuntamiento de Tiana, ha impulsado el primer Encuentro del Mundo Artesano de la Mermelada. El evento reunió a una veintena de elaboradores de las islas Baleares, Andorra y varias provincias catalanas con el objetivo de poner de relieve el producto artesano, fomentar el respeto por la tradición y promover la creatividad de los artesanos.
Tiana, con su encanto y compromiso con la sostenibilidad, ofrece un entorno perfecto para este encuentro. La intención es consolidar el municipio como un referente y punto de encuentro para intercambiar ideas, crear sinergias y fortalecer el sector artesanal.
No hay duda, pues, de que Melmelària es un ejemplo de cómo la sostenibilidad, la calidad y la tradición pueden ir de la mano para crear un producto único. Con su apuesta por el producto de temporada y de proximidad no solo ofrece delicias para el paladar, sino también experiencias significativas que promueven un turismo y un consumo más responsables y conscientes.