Un pequeño hotel boutique de Barcelona trabaja codo con codo con los clientes para profundizar en los tres impactos de la gestión responsable: social, ambiental y económico.
Situado en el límite norte del Raval barcelonés, el Hostal Grau ha hecho, primero, una apuesta decidida por la vertiente más social de la sostenibilidad, con el proyecto que denominan social impact room.
Se trata de una iniciativa en la que el cliente elige si quiere participar en un sorteo donde, si gana, los beneficios generados por su reserva irán destinados íntegramente a una entidad que trabaja en la inserción social de las personas sin hogar.
Bajo el nombre de Homeless Entrepreneur, el proyecto busca el empoderamiento económico y la reducción de la pobreza a través del trabajo y la ciudadanía activa gracias a la colaboración público-privada, para que las personas que viven en la exclusión social puedan mejorar su calidad de vida.
Más allá de ceder sus beneficios, el Hostal Grau ofrece a los huéspedes ganadores la posibilidad de participar en esta acción más activamente. Así, si lo desean, pueden conocer a los impulsores de esta iniciativa; un encuentro donde se ponen en común los intereses de los asistentes y se crean sinergias de todo tipo.
Dentro de este aspecto social, también destaca la voluntad del Hostal Grau de ofrecer una accesibilidad total a las personas con problemas de movilidad. Por eso, han adaptado un apartamento para personas en silla de ruedas, con el objetivo de que sea completamente funcional.
Evitando situaciones que pueden producirse en espacios adaptados parcialmente, como que los huéspedes no puedan acceder al bar o no tengan la cocina a su alcance..., esta apuesta por el turismo inclusivo ya ha dado sus frutos con la llegada de más perfiles que encajan con esta iniciativa.
Sostenibles y, a la vez, originales
La parte más ambiental del hostal la han querido trabajar de una forma diferente. El tradicional cartel de No molestar lo han sustituido por un árbol de macramé elaborado por artesanos locales y explican a los clientes que, si ellos cuelgan el árbol para no hacer la habitación, el establecimiento donará un euro derivado del ahorro que se genera para proyectos de reforestación de bosques.
Esta iniciativa ha cristalizado en una plantación de árboles en Soria y tiene mucho éxito entre los huéspedes, que ven cómo el pasillo se llena de árboles de macramé y acaban formando parte de esta ola de sensibilización.
Finalmente, la vertiente de sostenibilidad económica la promueven mediante el fomento de los proveedores locales, creando una red de colaboradores cercanos. Uno de ellos es la cooperativa No em dona la gana, un proyecto que ofrece puestos de trabajo a mujeres que han sufrido violencia de género. En la cooperativa llevan a cabo todo el proceso, desde la recolección hasta la confección de la mermelada y su distribución, lo que genera un impacto muy importante en la independencia económica de estas mujeres.
Las tres vertientes de la sostenibilidad de este pequeño hostal demuestran que, si hay voluntad, se puede impulsar una gestión más responsable.
