Vivir sin luz ni agua corriente, flotando en medio de las copas de los árboles. Esta es la vivencia que se lleva quien visita Cabanes Dosrius; un retorno a las sensaciones más primordiales que hace que consigamos encontrarnos con nosotros mismos.
Construir una cabaña en lo alto de un árbol es quizás uno de los anhelos infantiles más recurrentes. Y en las puertas del parque del Montnegre i el Corredor, ha emergido un proyecto que ha hecho posible que, durante unas horas, todos y todas podamos disfrutar de esta experiencia.
La iniciativa empezó en 2013 gracias al ímpetu de su fundador, Agustí Guillamet, que, desgraciadamente, cayó enfermo y no pudo continuar. Entonces, fue su hijo Marc quien tomó el relevo para cumplir, así, el sueño de su padre.
Y es que Cabanes Dosrius, desde su inicio, ha sido un proyecto familiar. De hecho, la idea nació en una charla de sobremesa donde se debatía la forma de acercar la naturaleza a las personas.
Cada vez estamos más desconectados de nuestro entorno y trepar a una cabaña en la copa de un árbol es una buena manera de recuperar sensaciones; una práctica que está muy extendida en otros países de Europa y que aquí era pionera.
Gestión familiar responsable
La proximidad a Barcelona, su fácil acceso y el esplendor de una zona natural protegida muy próxima han sido claves para su éxito. Y lo es también por el modelo de negocio sostenible,
que parte de la base de que se trata de un negocio pequeño y familiar, arraigado al territorio, que apuesta firmemente por los productores locales, como mermeladas de proximidad, muebles y ropa de cama artesanos, etc. Todas las acciones se ajustan a los valores de Cabanes en los árboles.
Y, por supuesto, también se encaminan a que la actividad produzca la menor huella. El hecho de que los alojamientos no tengan ni luz ni agua corriente reduce su impacto al mínimo.
Muchas veces, priorizar estos valores sostenibles no es lo más práctico, pero desde Cabanes Dosrius tienen claro que es un valor añadido, en realidad, lo notan en la reacción de los clientes, que al llegar y desnudarse de las comodidades que asumen como habituales, experimentan un cambio radical.
Un sueño profundo y reparador y volver a sentirse a gusto suelen ser las opiniones más comunes de los clientes después de hacer este retorno a lo más esencial. Y es que la estancia en las cabañas ayuda a rebajar el ritmo frenético del día a día.
La respuesta ha sido tan buena que ya están poniendo en marcha nuevas ideas para ampliar los beneficios que aporta este espacio; por ejemplo, con la creación de un programa para el bienestar y la salud mental que les permita ayudar a la comunidad, o también, mediante el impulso de unos bombones solidarios con los que donan parte de los beneficios a asociaciones que trabajan por la inclusión social.
En todos estos aspectos, Biosphere ha resultado una ayuda fundamental. Les ha permitido poner orden en las ideas y empezar a materializarlas. Y no solo eso, sino que contar con el sello les ha dado fuerza para difundir los valores de la sostenibilidad, creando, a la vez, una red de colaboradores que comparten su misma visión.
Valorar el entorno, tanto en lo relativo a la naturaleza como a la cultura, ofreciendo una oportunidad inmejorable para conectar con los ritmos naturales: una experiencia que nos permite descubrir lo que es esencial.