Hacer turismo sostenible significa viajar con conciencia, descubriendo territorios desde el respeto, conectando con el patrimonio cultural y natural y apoyando a las economías locales. En este sentido, el Camí Oliba es una propuesta de ecoexperiencia ideal para quien busca una inmersión profunda en la historia, el paisaje y las tradiciones de la Cataluña interior.
Esta ruta senderista y cicloturista recorre casi 300 km entre Montserrat y los Pirineos, uniendo las comarcas del Bages, Osona y el Ripollès. Su hilo conductor es el obispo y abad Oliba, figura clave en la difusión de la cultura en la Cataluña medieval, y conecta algunas de las obras más emblemáticas del arte románico en nuestro país. Por eso, el Camí Oliba se define como un viaje por los orígenes del país y un auténtico museo a cielo abierto, en el que cada etapa es una lección de arte e historia.
Una ruta adaptada a todo el mundo
El Camí Oliba está diseñado para que todo el mundo pueda participar, ya sea a pie o en bicicleta. Se ha dividido en tres tramos principales, cada uno con sus peculiaridades y puntos de interés. Para los más aventureros, hay tramos de media montaña con mayor desnivel y vistas espectaculares. Para quienes buscan una experiencia más relajada, la ruta principal ofrece etapas más cortas y con servicios turísticos accesibles. También se han implementado iniciativas para hacerlo más inclusivo, eliminando barreras y adaptándolo a personas con movilidad reducida.
La cuna del románico en Cataluña
El románico es el eje vertebrador del camino. Catedrales, iglesias, monasterios y pueblos medievales forman parte de un recorrido único por algunas de las joyas patrimoniales más emblemáticas de Cataluña, entre las que destacan la Seu de Manresa, el monasterio de Ripoll o el de Sant Joan de les Abadesses. La iniciativa Cases d’Oliba, impulsada por el Obispado de Vic, permite visitar conjuntamente varios monumentos con entradas combinadas a precios accesibles.
Además, durante las etapas se puede disfrutar de visitas guiadas, actividades familiares y talleres como el del Scriptorium de Ripoll, donde el visitante se convierte en un copista medieval, o la experiencia de misterio que le espera en el Món Sant Benet cuando se pone el sol. Propuestas como «El obispo Oliba y el manuscrito perdido», en Vic, convierten el descubrimiento cultural en toda una aventura.
Cuidar el territorio y al viajero
El Camí Oliba no solo nos transporta al pasado, sino que apuesta por el futuro de las comarcas que atraviesa. A través de su Guía de Buenas Prácticas, se promueve un turismo responsable que anima a alojarse en establecimientos familiares, consumir productos de proximidad, contratar guías locales y reducir el impacto ambiental de nuestro viaje.
También se ofrece un carné de ruta gratuito para los participantes, que permite acumular sellos en cada etapa, obtener un diploma y participar en un sorteo. Este carné da acceso a descuentos en servicios y actividades en los distintos municipios de la ruta, para amplificar aún más la conexión con el territorio.
También pensando en la comodidad del viajero, el Camí Oliba tiene en su flexibilidad uno de sus grandes atractivos. Se puede hacer completo, por etapas o eligiendo solo los tramos que más interesen y se adapten a los gustos de cada persona. Los hay centrados en la naturaleza, culturales, dedicados al enoturismo o especialmente pensados para hacer con los niños. Por este motivo, el Camí Oliba es una propuesta ideal tanto para excursionistas experimentados como para familias que desean descubrir la Cataluña interior de una forma original y enriquecedora.